¡Francisco Brines, premio Cervantes! ¡Magnífico!
La piedad del tiempo. ¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto viven aún, ardiendo, aquellos muslos? Le dan luz todavía a estos ojos tan viejos y engañados, que ahora vuelven a ser el milagro que fueron: deseo de una carne, y la alegría de lo que no se niega. La vida es el naufragio de una obstinada imagen Que ya nunca sabremos si existió, Pues sólo pertenece a un lugar extinguido.