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1ª Edición / 268 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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Dos fueron las razones principales que invitaron a la reflexión en común sobre el sugerente tema del patrimonio. Una, la constante metamorfosis de la apreciación artística a nivel del experto y de la persona culta; otra, la reactivación del aprecio del patrimonio local, creado, memorizado y expuesto a nivel de pueblo, de aldea y lugar, -dos opciones entre otras- en contraposición, que merecen atención antropológica. Como ejemplo de la primera, da testimonio Santa Sofía: ¿mezquita?, ¿catedral?, pasó a ser tras los avatares históricos un museo, ni cristiano ni musulmán, en 1934. La civilización bizantina menospreciada por Gibbon y olvidado por siglos sirvió en su renacimiento como paradigma de arte y de literatura en el siglo XX. Metamorfosis del arte recuperada por la memoria. La segunda tiene que ver con la tendencia que se advierte desde lo década de los setenta de un general impulso hacia la valoración y afirmación de lo local en nuestra hispana geografía, en código de autoafirrnación y realce local, como señas de identidad distintiva y superior. Proliferó también el escrutinio de documentos en pequeños archivos paro resucitar la microhistoria del lugar, lo que condujo a la revalorización de lo considerado característico del nosotros. Pero lo que aquí se subraya, no es tanto el contenido substantivo sino el rationale subyacente: esa autoafirmación en el presente es una mirada retrospectiva, una vuelta a lo local y distintivo, una innovación moderna que consolida la tradición y reafirma el pasado, en otras palabras, lo que se considera y llama patrimonio cultural. Se trata de reavivar la atención a algo de nuestro pasado, que consideramos paradigmático y definidor de nuestra esencia. Hacemos emerger las cosas, los hechos, los monumentos..., obligándoles a hablar otro lenguaje, o formar ahora parte de nuestra vida. La semiótica de este reencuentro dice mucho de nosotros mismos; nos comprendemos en las cosas. ¿Qué nos habla hoy desde el pasado? ¿Cómo? La eclosión de la revalorización del patrimonio, tiene algo que ver con lo fragmentación de la moderna cultura que nos incita, en dialéctica, a reformular un sentido de unidad básico, de meta y fin, de pensamiento holístico, de visión humanista ecológicamente integradora con dimensión moral. De todo esto, habla este monográfico desde la mirada atenta y cualificada de la antropología.