¿Aún no tienes una cuenta? Crea una ahora y accede a tus listas favoritas, tu histórico de cuentas y muchas más cosas...
Pedidos y atención al cliente
PARTICULARES: 963 392 051 - FAX: 963 615 480 / LIBRERÍAS: 963 600 598 - FAX: 963 694 151
1ª Edición / 215 págs. / Rústica / Castellano / Libro
Por la compra de este libro en papel tendrá acceso a las siguientes promociones (CÓDIGO PROMOCIONAL INCLUÍDO EN EL INTERIOR DEL LIBRO):
Libro electrónico*: |
10,00 € | |
En papel: En stock, entrega en 24-48h |
|
|
Consultar disponibilidad en tiendas
Consultar disponibilidad en tiendasLos plazos estimados son para pedidos realizados antes de las 14:00h del viernes (salvo error o situaciones especiales: festivos, inventarios,etc).
|
||
Pack libro y libro electrónico juntos*: | 25,00 € | |
*Para visualizar los libros electrónicos debe tener instalado Adobe Digital Edition en su equipo. Para conocer más pulse aquí. |
Lo característico de esta teología es que surge del C. Vaticano II y, como él, quiere dialogar con el hombre de hoy. Lo más novedoso en ella es el lenguaje secularizado que emplea, único que entiende su interlocutor, y que ella considera originario del cristianismo. Por eso abandona el lenguaje metafísico de la teología tradicional y no especula sobre temas que el hombre actual no comprende. Además, cree que cada época tiene su propia forma de creer. Los temas que aborda tienen como punto de referencia el hombre, el mundo y toda su problemática, de ahí el nombre polémico de teología política, que sus promotores se encargan de aclarar. Como proyectó el Concilio, también esta teología quiere servir al mundo a semejanza de Jesucristo que quiso servir y no ser servido. La obra emblemática de su máximo representante, el alemán Johann Baptist Metz, lleva por título Teología de Mundo. Y es que, para Metz, cristianizar el mundo no significa que haya que hacer de él otra cosa que lo que es: mundo. En modo alguno significa que el mundo tenga que someterse a la Iglesia, al contrario, ella ha de ser garante de su secularización. Cristianizar el mundo en su sentido original es secularizarlo, respetando las características inalienables que se le infundieron en la creación. La nueva teología política europea asume, pues, la historia que viven los hombres en el mundo, porque la considera lugar por excelencia de la revelación de Dios y porque es parte de la única historia de salvación. Consecuentemente no teme su secularidad ni su laicidad por estar dentro del dinamismo encarnatorio del cristianismo. Son muchos los teólogos que creen que la laicidad beneficia al cristianismo, entre ellos I. Congar. Hoy no se acepta el nacionalcatolicismo, se prefiere la separación Iglesia y Estado.