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2ª Edición / 180 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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En 1917 un joven todavía menor de edad, Gerardo Matos, compuso La cumparsita el tango que se convertiría en el más grabado y en el más interpretad de todos los tiempos. El segundo en difusión es El choclo, de Ángel Villoldo y con la letra de Enrique Santos Discépolo. El compositor de La cumparsita vendió su obra pocos meses después de ser compuesta. La autoría por un menor de edad, y la posterior venta, dieron lugar a complejas cuestiones jurídicas que se fueron solucionando por medio de toda una serie de contratos posteriores entre el compositor, ya mayor de edad, la editorial musical Ricordi. En esta obra se publican, por primera vez, los textos íntegros de los contratos (1917, 1926 y 1933) y se conocen las vicisitudes de la composición y de las negociaciones posteriores. En 1924 Pascual Contursi, el iniciador del tango canción, le puso letra a La cumparsita, la que empieza Si supieras..., y dio así origen a una batalla legal con Gerardo Matos, el compositor, que duró casi 25 años. En 1946 los herederos de Contursi iniciaron un proceso en Buenos Aires contra Gerardo Matos pretendiendo participar en los derechos de autor, y ya en 1948, muerto Matos, su heredera aceptó someter la cuestión al arbitraje de Francisco Canaro, un gran músico, presidente de la Sociedad Argentina de Autores v Compositores de Música, que dictó su laudo el 10 de septiembre de 1948, laudo que también se publica en esta obra. Además se ha dispuesto de la declaración de herederos de Gerardo Matos, con el informe pericial nada menos que de Homero Manzi, uno de los letristas más destacados de milongas y tangos, que valoró en 1950 lo que, a efectos fiscales, valía La cumparsita. En resumen, un estudio completo de la vida y del derecho en torno al tango más universal, escrito para entretener... que no es poco.