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1ª Edición / 340 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, afirmó que los escritores hacen la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal. En las últimas décadas, la práctica de traducir se ha profesionalizado y debe hacer reflexionar a todos los profesionales dedicados a la traducción y a la interpretación para que asuman, con responsabilidad, las implicaciones éticas y morales de la profesión. El libro que tiene en las manos presenta algunas reflexiones de quince reconocidos intérpretes, académicos y traductores de lenguas indígenas, de señas y europeas, sobre ética profesional. Se definen los esfuerzos torales que las instituciones universitarias realizan para enseñar traducción e interpretación con valores. Se aborda el trabajo de algunas asociaciones profesionales para concienciar a los agremiados sobre la importancia de conducirse en su oficio con prestigio, seriedad y competencia, basándose en códigos deontológicos establecidos. Se plantea la situación de la ética en otras latitudes y se analiza la lucha para conservar la riqueza de las lenguas indígenas por medio de la traducción en todas sus modalidades y campos. Las personas sí pueden cambiar, por eso tiene sentido la ética. En esta época de confinamiento, de crisis y de deterioro moral, no nos queda más remedio que hacernos de buenos hábitos y ser éticos en la toma de decisiones y en la aplicación de principios morales en el ejercicio de la profesión. Está en cada uno de nosotros hacer conciencia para obtener el adecuado estatus literario, de identidad y social.