2G N.50 Sou Fujimoto
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Sou Fujimoto pertenece a una nueva generación de jóvenes arquitectos japoneses cuyo trabajo ha suscitado un enorme interés en el ámbito internacional. Después de ganar numerosos premios tanto en Japón como en el resto del mundo, Fujimoto se ha convertido en una presencia capital de la escena arquitectónica japonesa. A diferencia de sus coetáneos, Sou Fujimoto no se ha formado trabajando en el despacho de ninguno de los arquitectos de mayor experiencia y reconocimiento internacional, sino que, después de graduarse en la Universidad de Tokio en 1994, prefirió reflexionar y probar sus personales ideas sobre la arquitectura en pequeños proyectos que le han permitido desarrollar un planteamiento arquitectónico tremendamente personal y diferenciado. Sus proyectos son el resultado de una sofisticada elaboración conceptual, que subvierte los patrones establecidos, basada principalmente en dos grandes ámbitos: qué significa habitar un espacio en el siglo XXI y cómo se materializa ese espacio sin seguir ningún a priori formal. Así, la innovación en la obra de Fujimoto no parte de una voluntad de generar formas disruptivas, sino de entender las relaciones entre las personas y los espacios de un modo diferente, de asumir la complejidad como un ingrediente esencial en su pensamiento y en su obra, o de valorar los espacios intermedios y la naturaleza. Fujimoto manipula estas ideas, que revelan su preocupación por la esencia del habitar, y las transforma en una arquitectura nueva con una riqueza espacial extrema. Este número de 2G recoge las obras y proyectos más emblemáticos de Sou Fujimoto, entre los que cabe destacar el Centro infantil de rehabilitación psiquiátrica (Hokkaido), la Casa de madera definitiva (Kumamoto), la Casa del futuro primitivo 2008 (Basilea), el edificio de viviendas en Tokio, La casa antes de la casa (Tochigi), la Casa H (Tokio) o la Biblioteca para la Musashino Art University (Tokio). Las dos introducciones de la monografía, escritas por Toyo Ito y Julian Worrall, nos ofrecen las claves fundamentales para entender la riqueza de los proyectos del arquitecto japonés. ??ndice de contenidos Introducciones Arquitectura teórica y sensorial: los experimentos radicales de Sou Fujimoto por Toyo Ito La importancia de Sou Fujimoto por Julian Worrall Obras y proyectos Casa taller, Hokkaido Centro infantil de rehabilitación psiquiátrica, Hokkaido Casa 7/2, Hokkaido Casa Om, Yokohama Casa NA, Tokio Casa O, Chiba Casa jardín, Tochigi Casa de madera definitiva, Kumamoto Casa N, Oita Casa del futuro primitivo 2008, Basilea Primitive Edificio de viviendas, Tokio Casa de 1.000 m2, Ordos La casa antes de la casa, Tochigi Casa H, Tokio Biblioteca, Musashino Art University, Tokio Edificio Benetton, Teherán Biblioteca, Oslo Torre Rafráfa, Dubai Biografía Nexus Futuro primitivo por Sou Fujimoto Extracto de la primera introducción: ´Arquitectura teórica y sensorial: los experimentos radicales de Sou Fujimoto por Toyo Ito Sou Fujimoto pertenece a la generación más joven de arquitectos de Japón, pero sus obras ya alcanzan al mundo entero. Esto es así porque, incluso con proyectos tan pequeños que cabrían en la palma de la mano, su trabajo siempre cuestiona el significado esencial de la arquitectura: ¿Qué es la arquitectura? ¿Cómo debería la arquitectura relacionarse con la naturaleza? Para él, hablar de arquitectura es sinónimo de hablar del mundo. Las obras de la nueva generación de arquitectos japoneses son, en general, blancas y abstractas, y contienen el mínimo de elementos posibles. Parecen perseguir el mundo de los espacios abstractos que está implícito en el ??menos es más?? de Mies, y esperan que se les valore en términos de su belleza minimalista. No obstante, la mayor parte de esas obras debería describirse como el resultado de una búsqueda de la destreza tecnológica más que como el resultado de una búsqueda contemplativa. Para los japoneses, la arquitectura tradicional de madera en estilo Sukiya persigue alcanzar una belleza pura a través de la eliminación de elementos, de modo que ese refinamiento nos resulta relativamente fácil de conseguir. Es más, el conocimiento heredado de las sofisticadas técnicas de construcción necesarias para su implementación nos otorga sin duda un gran poder. Sin embargo, creo que no existe futuro alguno para la arquitectura en la prolongación de la abstracción pura del siglo xx. Es más, la planeidad y frialdad obsesivas de ese tipo de refinamiento minimalista sólo conduce a la pérdida de la sensibilidad de la vida humana, y da lugar a una población cada vez más homogénea y aséptica. De hecho, tal homogeneización impregna profundamente a los habitantes de las grandes ciudades. En apariencia, la arquitectura de Sou Fujimoto se inscribe también en la tradición del cubo blanco y puro, y parece pertenecer a la abstracción minimalista. Sin embargo, al experimentar sus obras se pone de manifiesto que se desmarcan en una dirección completamente distinta. Fujimoto está investigando cómo debería ser la arquitectura para restablecer la sensibilidad de la vida humana. Se podría decir que sus experimentos se dirigen hacia la recuperación de las interacciones humanas y el restablecimiento de relaciones primitivas entre las personas y la naturaleza. Al ver su pequeña vivienda, la Casa T (2005), percibí esas intenciones. Esta casa de planta baja tiene una apariencia delicada, pocas aberturas en las fachadas, y ofrece una impresión de límites tranquilos -o, más bien, ambiguos-. Pero, tras la ambigua expresión del exterior se oculta un espacio interior increíble, que nunca habría esperado. El interior, de aproximadamente 90 m2, tiene una apariencia austera. La mayoría de las zonas están separadas por tan sólo unos sencillos tableros de contrachapado de 12 mm de grosor. Estos tabiques irradian desde la fachada hacia el centro, subdividiendo el espacio en recintos para una familia de cuatro personas. Sin embargo, más que segregarse, todas las habitaciones están en un continuidad ambigua. Cada habitación establece una situación de semiapertura en continuidad con los otros espacios y, por tanto, no existe privacidad entre los miembros de la familia. Imagino que este resultado fue una victoria sobre la ansiedad respecto a las relaciones visuales mutuas. Pero los ángulos y las longitudes de las paredes dispuestas en todas direcciones han sido, en realidad, delicadamente considerados, y la sensación de distancia recíproca entre las habitaciones es de cercanía y lejanía a un tiempo. Es decir, que las distancias entre las personas y las relaciones que de ellas se derivan han sido controladas sutilmente por la extraordinaria sensibilidad del arquitecto. Si a cada uno de los miembros de una familia formada por cuatro personas se le concediera una habitación privada cerrada en tan sólo 90 m2, sería inevitable que el espacio de cada una de ellas resultara terriblemente oprimido. Y a la inversa, si todo quedase abierto a un espacio único, impondría un tipo de vida completamente desconcertante. Situada entre estas dos soluciones, la propuesta de Fujimoto resulta extremadamente sensorial y simultáneamente teórica. A la vez que se tiene la sensación de seguridad y proximidad propia de una familia que habita un espacio -y también de nuestro origen animal-, la sensación de tensión en esta forma de vivir conlleva una ambigüedad que nunca surgiría de la lucidez del movimiento moderno, ya que es el resultado de utilizar las posibilidades sensoriales de todo el cuerpo. No pude evitar una fresca sensación de asombro ante lo que podría denominarse ´agudeza animal´ en la sensibilidad de Fujimoto, que ha llevado la separación de estancias adyacentes por medio de sencillos tableros de contrachapado, de la frugalidad a la plenitud. El placer de ver arquitectura reside en esas experiencias espaciales que no pueden preverse por adelantado a partir de los planos o las fotografías. A diferencia de la comprensión racional de la arquitectura, al recorrerla es el momento en que otra arquitectura se manifiesta y se experimenta con el cuerpo entero. Sin embargo, no quiero decir que tales momentos ocurran con frecuencia al visitar arquitectura. Son más bien raros. La arquitectura de Fujimoto es uno de los pocos ejemplos que siempre cautiva al cuerpo en su totalidad. La Casa de madera definitiva, finalizada en 2008 en las montañas de la prefectura de Kumamoto, es otro claro ejemplo de ello. Un cubo de 8 m de lado, compuesto tan sólo por bloques de madera apilados, de sección cuadrada de 35 cm de lado, podría calificarse como el espacio mínimo para habitar. En lugar de considerar que está realizada mediante el apilamiento de bloques, tal vez sería más apropiado decir que el espacio mínimo interior se obtiene por la extracción de los mismos de dentro del cubo. Esto es así porque el espacio interior consiste en una espiral continua que se retuerce hacia arriba desde la entrada, con suelo, techo, pared y, no hace falta decirlo, todos los elementos arquitectónicos, como escaleras y mobiliario, formados mediante la misma pieza de madera. Las aberturas no son sino lugares en los que la madera está ausente. Para decirlo de otro modo, se trata de una cueva formada por la extracción de piezas de madera. No es más que el acto de reducir una casa a su estado más primitivo mediante la eliminación de sus elementos arquitectónicos. Esta pequeña casa se ha creado para experimentar una forma de vida primitiva en la naturaleza, con los amigos y la familia y alejados de la ciudad. Ante una oportunidad como esta, Fujimoto desea indudablemente devolver a la gente la cabaña original, por medio de un espacio análogo a una cueva, sin apenas mobiliario, escaleras ni suelos. Así, este experimento resulta extremadamente teórico y conceptual. Por otra parte, este experimento no está exento de riesgos, puesto que, incluso en la montaña, la gente, acostumbrada a nuestra moderna sociedad controlada, pedirá los mismos espacios que en una metrópoli segura y funcional. Fujimoto aceptó el reto de oponerse a la obsesiva homogeneidad de la vivienda moderna. Bajo estas duras condiciones, y sin duda gracias a su exquisita sensibilidad, toma forma de nuevo un proyecto que apenas podría entenderse como espacio habitable. El espacio interior resulta angosto hasta el límite. Uno no se puede mover a menos que retuerza su cuerpo. Pero incluso así, al establecer de forma extraordinaria los límites de la proximidad entre las personas, consigue enriquecer este pequeño espacio. (??)´ Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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