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No se nos ha enseñado lo asombroso que ha sido el que una nación mereciese una parte tan grande del honor de descubrir América, y, sin embargo, cuando lo estudiamos a fondo, es en extremo sorprendente. Existía un Viejo Mundo grande y civilizado; de repente, se halló un Nuevo Mundo, el descubrimiento más importante y sorprendente que registran los anales de la humanidad. Era lógico suponer que la magnitud de tal acontecimiento conmovería por igual la inteligencia de todas las naciones civilizadas, y que todas ellas se lanzarían con el mismo empeño a sacar provecho de lo mucho que entrañaba ese descubrimiento en beneficio del género humano. Pero en realidad no fue así. En términos generales, el espíritu de empresa de Europa se concentró en una nación, que no era ni mucho menos la más rica ni la más fuerte. A una nación le cupo en realidad la gloria de descubrir y explorar América, de cambiar las nociones geográficas del mundo, y de acaparar los conocimientos y los negocios por espacio de siglo y medio. Y esa nación fue España. Charles Fletcher Lummis, historiador estadounidense, defensor de los derechos de los amerindios. The Spanish Pioneers, A.C. McClurg, 1893.