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1ª Edición / 205 págs. / Rústica / Castellano / Libro
¿Es la democracia el mejor sistema de gobierno? ¿Es legítima la tiranía par el Tercer Mundo? ¿La guerra es beneficiosa en algún sentido? ¿ Es contraproducente la paz? ¿Debería Estados Unidos tener un papel preponderante en el mapamundi que se avecina? Si las respuestas a estas preguntas fueran tan cautelosas como es habitual en política exterior, este libro no tendría sentido. La insolencia de las respuestas con que Kaplan desafía lo "políticamente correcto" para cuestionar la democracia y la paz propician su interés. El autor sostiene que la democracia será catastrófica para el Tercer Mundo si antes no se consigue cierto desarrollo económico y social; alerta a Estados Unidos sobre el riesgo de que su democracia se convierta en oligarquía en el futuro; critica la paz total y defiende, en cambio, un cierto estado de lucha que prevenga conflagraciones mayores. Y aconseja a Estados Unidos apoderarse de la ONU. Un libro para el debate que algunos considerarán exclusivamente una provocación. "El cristianismo no hizo el mundo más pacífico ni, en la práctica, más ético, sino simplemente más complejo. La democracia, que ahora está dominando el mundo como anteriormente lo hizo el cristianismo, puede hacer lo mismo." "La guerra, mucho más que la paz, es una igualadora y una promotora de cambio social" "La paz verdadera, del tipo que muchos imaginan, sólo es posible mediante una forma de tiranía, aunque sea sutil y benigna." Robert D. Kaplan "Kaplan mezcla literatura y ensayo, novela y filosofía, observación e historia, de una forma tal que muy pocos autores se atreverían a hacerlo hoy en día." The New York Times Book Review "Frente a la opinión de Francis Fukuyama, quien afirmaba que la caída del comunismo había anunciado el ´final de la historia´ tanto a nivel ideológico como político, Kaplan vaticina que los comienzos del siglo XXI bien podrían caracterizarse en el mundo subdesarrollado por la masificación urbana, la enfermedad, la degradación medioambiental (que se convertirá en un ´problema de seguridad nacional´), las luchas tribales, el colapso de la autoridad gubernamental centralizada y el consecuente incremento del crimen."