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Pablo Molina estudia en este libro las claves del fenómeno contracultural del progresismo y la forma en que ha acabado destrozando la cultura y moral occidentales.El progre actual es el nieto del marxista clásico, igual de sectario que aquél aunque situado un peldaño más arriba en el nivel de sus majaderías. Es lo normal cuando, en materia de formación, se sustituyen toneladas de literatura granítica sobre dialéctica marxista por los sesudos debates de Crónicas Marcianas.El progresismo es una religión. Laica, pero una religión al fin y al cabo, con sus dogmas, sus numerosas congregaciones, sus profetas y sus verdades reveladas. Tal vez por ello, los vicarios de la secta se atreven a dictar al mundo diariamente cómo debe conducirse. Sin embargo, por alguna extraña razón, ninguno de los referentes intelectuales de la progresía contemporánea se siente obligado a observar en su conducta privada aquello que exige con tanta fiereza a los demás. En el presente libro encontrará el lector múltiples y divertidísimos ejemplos de esta curiosa forma de interpretar la moral pública, de Almodóvar a Ramoncín, pasando por Noam Chomsky y el resto de bobos solemnes que integran el submundo de la farándula. La dictadura progre es, además, un sugestivo alegato a favor de la libertad individual y una útil herramienta para enfrentarse con éxito a los embates del gregarismo colectivista patrocinado por la izquierda.Pero tal vez el mejor argumento para recomendarlo sea éste: "Pep" Rubianes jamás lo compraría.