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En septiembre de 1940, cuando se inici?? la operaci??n Barbarrojacontra la Uni??n Sovi??tica, no era la primera vez queentraban en combate los hombres de las que ya se conoc??ancomo 'Waffen SS', las unidades militarizadas herederas de aquelgrupo que diecisiete a??os antes Adolph Hitler hab??a constituidocomo su guardia personal. Su participaci??n en las campa??asde Polonia, Holanda, Francia y Yugoslavia se hab??a resuelto conaltibajos, pero en los campos rusos se dar??an a conocer almundo entero.All??, en lo que les hab??an ense??ado que era un territoriopara conquistar y arrasar, fueron capaces de lo mejor y de lopeor. Se comportaron como h??roes, combatieron hasta la extenuaci??n,y tambi??n cometieron atrocidades inimaginablespara una mente civilizada, que inmediatamente se vieron compensadaspor otras del mismo calibre realizadas por los sovi??ticosen el frente del Este y, posteriormente, en el de Berl??n.Curiosamente, los mismos tribunales de Nuremberg que seapresuraron a considerar a todos los SS como miembros de unaorganizaci??n criminal, solo castigaron a un pu??ado de culpables,en general a los militares profesionales de infanter??a y alos pol??ticos, f??cilmente sustituibles.