JARDINES EN EL CIELO



El proyecto concebido por el arquitecto norteamericano de origen polaco Daniel Libeskind fue elegido para cicatrizar las heridas del 11 de septiembre.

«Nací en Polonia, pero soy americano. Crecí en el Bronx y estudié arquitectura en el Cooper Union (uno de los centros más prestigiosos de Manhattan), desde donde asistimos maravillados al controvertido surgimento de las Torres Gemelas»



Dos proyectos para la Zona Cero

El proyecto del estudio THINK, dirigido por Rafael Viñoly y Frederic Schwartz.





Jardines en el cielo de Daniel Libeskind

La torre con remate en espiral, los cimientos de las torres con un museo y un memorial en un parque bajo el nivel de la calle, un centro de las artes de la representación, un gran hotel, un gigantesco nudo de comunicaciones, comercios y oficinas.

El proyecto vencedor preserva el espacio vacío donde estaban las Torres Gemelas y las paredes de cimentación que quedaron en pie tras los atentados, especialmente el muro de contención de las aguas del vecino río Hudson, que a juicio de Lebeskind representan una metáfora de la capacidad de resistencia de la ciudad, de su «voluntad de renacer, el muro de la libertad» y de «la fuerza de la democracia para resistir a sus enemigos». El espacio llevará por nombre Plaza del 11 de Septiembre. Libeskind aceptó reducir de 21 a 9 metros la profundidad del gran agujero a preservar, ya que la Corporación para el Desarrollo del Bajo Manhattan, y sobre todo los dueños del solar, la Autoridad Portuaria de Nueva York, quieren aprovechar el subsuelo para garajes y lotes comerciales, además del gran centro de comunicaciones, una «Gran Estación Central para el sur de Manhattan».



La elección, lo más parecido a una campaña electoral debido a las fuertes presiones y a los insultos entre los dos finalistas, se ha decidido, entre otros motivos, por el coste. Mientras el plan de Libeskind asciende a 355 millones de euros, el de Think, el otro finalista, alcanza los 860 millones. Tanto el alcalde como el gobernador de Nueva York preferían el diseño de Libeskind.

«Los jardines del mundo se elevarán encima de sus precursores, reafirmando la preeminencia de libertad y belleza, restaurando la espiga espiritual a la ciudad, creando un icono que habla de nuestra vitalidad ante el peligro y nuestro optimismo después de la tragedia. Vida victoriosa»