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El interrogatorio del imputado ha pasado, de ser un instrumento privilegiado de obtención de la prueba de culpabilidad, a ser considerado un propio y verdadero medio de defensa a través del cual hacer valer las razones de su inocencia; a la vez que de la declaración prestada pueden extraerse también elementos idóneos para la investigación, y servir, en su caso, para formar la convicción del órgano judicial sobre la veracidad de los hechos enjuiciados. Para ello, es necesario que se le asegure la más amplia libertad, a fin de impedir cualquier coacción o sugestión que lleve a una declaración no deseada voluntariamente. Los diferentes ordenamientos jurídicos han ido rodeando su práctica con un sistema de garantías acorde con las exigencias del proceso penal moderno, asentado sobre la plena efectividad del derecho de defensa. El libro realiza un estudio de esas garantías del interrogatorio, a la vez que atiende al objeto de las preguntas que se formulan al imputado para determinar los detalles y circunstancias de la acción delictiva.
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