Modelos criminales y sistemas procesales penales en la Historia Tomo I

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Para este estudio, el proceso sólo "es" cuando se entiende en su contexto más amplio. El contexto es mayor tanto al considerar los demás saberes criminales que se interconectan funcionalmente con él, como los saberes penal, criminológico y penitenciario, así como otros que influyen en su propia formación estructural, como la política, la sociología, la economía e incluso la filosofía. El objeto, por lo tanto, trasciende la mirada específica a un solo aspecto (instituto, norma o elemento) integrante del proceso penal, para ser la totalidad del propio instrumento en sus elaboraciones, usos y funcionalidades socioeconómicas y juspolíticas.
Existe, además, otro eje relevante y específico para este estudio: la identificación de que la estructura del sistema procesal penal tradicional tiene un elemento común y constante que, a lo largo de los siglos, ha garantizado el mantenimiento de características que ahora nos resultan intrínsecas: jerarquía entre agencias, ejercicio del poder en sentido vertical descendente, sujetos de poder-saber en cada fase cognitivo-funcional y, finalmente, violencia, más o menos controlada, en el desarrollo de sus actos. Este eje identificado en todos los momentos procesales penales relevantes en la cultura occidental, como forma de comprobar y atestiguar la coherencia y acierto de la elección, es la metodología que recorre toda la formación y desarrollo del instrumento procesal: la inquisitio. A lo largo de la historia se han introducido cambios significativos en la metodología de la inquisitio, pero - como muestra la Parte I de este volumen - nada que haya alterado formativa e informativamente su esencia violenta. El proceso fue creado para ser un instrumento para el ejercicio violento de la fuerza por parte de quienes detentan el poder contra cualquiera que consideren que se comporta de un modo que no les conviene.