Un puñado de polvo

Una farsa con ecos de tragedia cl??¡sica. un retrato feroz y elegantemente cruel de una sociedad en decadencia, una mezcla magistral de sarcasmo, melancol??­a y brutalidad narrativa, donde cada l??­nea se revela un dardo envenenado. tony last siempre ha vivido en el campo. de hecho, est??¡ enamorado de hetton abbey, la mansi??³n ancestral de su familia en la campi??±a inglesa, edificada en falso estilo g??³tico victoriano. su vida transcurre con tranquilidad en su papel de caballero rural a la vieja usanza. en cambio, su esposa, lady brenda last, obsesionada con la reputaci??³n social y el brillo de los bailes, padece de un aburrimiento terminal. la aparici??³n de john beaver, par??¡sito y comensal profesional, desencadena el desastre familiar. cautivada por su labia metropolitana, brenda empieza un affaire de lo m??¡s mundano con ??©l y hasta se compra un apartamento en londres. resignado a la nueva situaci??³n y tristemente abocado al divorcio, tony recurre a un explorador al que acaba de conocer y se une a una expedici??³n en busca de una ciudad perdida en la selva brasile??±a. en tierras americanas, en vez de la redenci??³n, se topar??¡ con la desgracia. un pu??±ado de polvo es una descarnada s??¡tira de la decadente aristocracia brit??¡nica de entreguerras, una obra maestra de la narrativa inglesa del siglo xx, que presentamos en nueva traducci??³n. cr??­tica ??«la novela m??¡s madura y mejor escrita de evelyn waugh.??» â????the new stateman ??«una historia tr??¡gica e hilarantemente divertida que parece avanzar sin ayuda de su autor... sin duda, el mejor libro que ha escrito el sr. waugh.??» â????saturday review ??«waugh trata la sociedad como un pa??­s de las maravillas en el que interpreta el papel de una alicia grosera, libertaria, y sin embargo, dom??©stica.??» â????v. s. pritchett ??«el m??¡s genial escritor sat??­rico de nuestro tiempo.??» â????gore vidal ??«el ??ºnico genio c??³mico de primer orden desde bernard shaw.??» â????edmund wilson ??«un autor infinitamente fascinante.??» â????elloise millar, the guardian