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Una pención miserable, misteriosas amenazas, el Café Gijón, Francisco Umbral... y Maruja Lapoint Samuel Lamata ha llegado a Madrid para solo dedicarse a escribir, para triunfar en la literatura, pero en especial para espiar a Umbral y para hacer de esta ciudad un personaje literario. En la penosa pensión de la calle Hortaleza en la que vive, antes de acostarse se repite a menudo dos frases de Witold Grombrowicz. La primera: ??Yo no era nada, por lo tanto podía permitírmelo todo??. La segunda: ??Desde que ejerzo la literatura siempre he tenido que destruir a alguien para salvarme a mí mismo??. Así empieza su trepidante búsqueda, literaria, vital en donde él, como narrador con un amplio registro literario (Borges, Kafka, Gómez de la Serna, etc.) trata de encontrar al verdadero Francisco Umbral, descubrir quién se esconde tras el personaje de Maruja Lapoint (pseudónimo correspondiente a cierta bohemia todavía viva, meretriz célebre del Café Gijón, envuelta en brumas y cicatrices), y ya por último, intentando descifrar su propia identidad, que busca a todos los anteriores por no buscarse a sí mismo. Dicen del autor: PERE GIMFERRER: La inventiva verbal y la pujante vitalidad creadora de Diego Medrano, en la larga estela que va desde Ramón Gómez de la Serna a Juan Manuel de Prada, sitúan a este escritor insólito entre las principales sorpresas de la narrativa española reciente. ANTONIO GAMONEDA: Querido Diego Medrano: Tienes talento, virtudes que se me escapan de las manos y otras a las que llego tras mucho cavilar; por ellas o contra ellas, a favor de todo tu talento o contradiciéndolo directamente, llegas a una aceleración visionaria de tus dotes y a un convincente terrorismo. LEOPOLDO MAR??A PANERO: Kafka era un escritor realista; realista por encima de cualquier otro atributo, y Diego Medrano, siguiendo la senda de Kafka y la de su peligroso realismo, en un diabólico juego de dados de crupier de Mississippi o Carabanchel, triunfa en la letra impresa sólo a costa de su propia vida. LUIS ANTONIO DE VILLENA: La escritura naciente de Diego Medrano es, hoy por hoy, un caudal. Un borbotónico y afiebrado caudal de luz negra. A Medrano le seduce la heterodoxia y la quiere confundir con la vida (hoy tan cutre) y a mí ese camino de transgresión me ha gustado siempre, cuando todo se hace verdad de chispas y verdad de letras. Diego Medrano está empezando --caudalmente-- pero hay que estar atento a su plural hacer porque es letraherido de sangre, y la moderna literatura vuelve a necesitar --suenen violines-- el trino del diablo. Resumen Samuel Lamata ha llegado a Madrid para solo dedicarse a escribir, para triunfar en la literatura, pero en especial para espiar a Umbral y para hacer de esta ciudad un personaje literario. En la penosa pensión de la calle Hortaleza en la que vive, antes de acostarse se repite a menudo dos frases de Witold Grombrowicz. La primera: ??Yo no era nada, por lo tanto podía permitírmelo todo??. La segunda: ??Desde que ejerzo la literatura siempre he tenido que destruir a alguien para salvarme a mí mismo??. Así empieza su trepidante búsqueda, literaria, vital en donde él, como narrador con un amplio registro literario (Borges, Kafka, Gómez de la Serna, etc.) trata de encontrar al verdadero Francisco Umbral, descubrir quién se esconde tras el personaje de Maruja Lapoint (pseudónimo correspondiente a cierta bohemia todavía viva, meretriz célebre del Café Gijón, envuelta en brumas y cicatrices), y ya por último, intentando descifrar su propia identidad, que busca a todos los anteriores por no buscarse a sí mismo. En esta trepidante novela, Diego Medrano hace uso una vez más de su prodigiosa pericia para presentarnos una historia sobria en el lenguaje pero con la breve sutileza del arañazo que no acierta a dejar indiferente a nadie. Dice el Autor Este es un libro que trata de todos aquellos que se han agarrado a la literatura sin la mínima certidumbre, sin la menor cautela, casi como suicidio o completo acto amoroso. Esta es una novela sobre la belleza y, más aún, dureza, de toda clase de marginales en la efervescencia o climaterio de su propia carrera artística. Este es un libro sobre la miseria de las pensiones, y los cuartos de baños al final del pasillo, y el olor a culo o a coño perfumando el desayuno como flor mojada. Esta es una novela negra y jamás una novela metaliteraria. De Maruja Lapoint (nombre en clave, pseudónimo, protagonista de algunas novelas de Umbral) se dijo de todo; lo más oportuno aquello tan musical de: ??Tirarséla por cuatro duros, sin lugar a dudas, era el auténtico rito de paso para entrar en las tertulias del Café Gijón??. Esta es una novela sobre el acto de perder, sobre la inmensa fiesta que es todo fracaso y cómo, cuando no vemos horizonte alguno, es que los llevamos todos dentro, enclaustrados en un monedero con hedor a chinos y apenas calderilla. El estricto sentimiento de que, cuando todo va mal o muy mal, queda siempre lo más importante: el propio instinto de supervivencia y la fuerza o erecciones del animal encerrado y del ahorcado, porque este último siempre muere empalmado y duro como la mayor torre vigía. Este es un libro, en clave de intriga, sobre un modelo de escritor ya fenecido, que decía de sí mismo: ??Escribo dos o tres artículos diarios, publico seis o siete libros al año y en agosto hago novelas??. Aquellos divinos osos gramáticos, escritores perpetuos y siempre escritores, de miles de libros a la hora, al año, a cada instante. Esta es una obra escrita como panegírico o condena o arrabal de nuestros mejores sueños: aquellos que siempre son universales. Esta es la historia de Onetti, sin salir de la cama, perfumado de tres o cuatro litros de coñac diarios, que se echaba por el gaznate como jarabe de palo, buscando esa ausencia de perspectiva que también Piet Mondrian encontraba en lo blanco de las paredes, sin apartar un solo instante la mirada de esa pared adjunta que era todo un testamento. Esta es una obra sobre lo que implica la juventud, la juventud en la escritura y la vida temblando, muy endeble, ojerosa, a punto de abandonarnos allí donde abandonarse es siempre la mayor de las artes. El mayor drama y el más nítido de los colocones. Por qué leerlo Este es un texto con el que, partiendo de la conocida sentencia de Walter Benjamín (??El género literario del futuro será el reportaje??) y situándose siempre dentro de un ??mestizaje?? de amplias resonancias culturales, donde cobran esplendor grandes títulos de nuestra literatura actual: Bartleby y compañía, El loro de Flaubert, El Danubio, el autor fabrica una insólita novela, marcada por su férreo dramatismo, y por una fe en la literatura que supera todo concepto de catástrofe o simple existencia. Sin duda, es un gran ejercicio gimnástico, con el falso pretexto de Francisco Umbral como tema, una necesidad de ser más literario que nunca dentro de unos tiempos actuales en los que el arte no parece ser el faro de rigor ni el alimento más sabroso de las masas.