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1ª Edición / 222 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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PRESENTACIÓN DEL MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ Fernando García Sais me pidió escribir la presentación de este libro. Acepté con gusto su petición por varios motivos de los que aquí quiero dar cuenta. En primer lugar acepté por el afecto que le guardo a Fernando desde que fue alumno del Departamento de Derecho del ITAM. Desde aquellos días se distinguió no sólo por su acento mazatleco, por lo demás un asunto meramente geográfico, sino por su inquietud intelectual. La misma la volcó muy pronto en los temas que hoy le dan contenido a este libro: el derecho a la protección al consumidor en particular y el derecho administrativo en general. Los frutos de esos añejos y continuados esfuerzos están a la vista, no sólo en este pequeño trabajo sino, de un modo más puntual, en otros artículos y libros en la materia. En segundo lugar, acepté hacer la presentación pues el trabajo de Fernando es una buena aplicación de las ideas que de la jurisprudencia ha venido sosteniendo Carlos de Silva en los últimos años. Don Carlos publicó recientemente un libro importante sobre la jurisprudencia que ahora Fernando aplica para darle sentido a su análisis de la Ley Federal de Protección al Consumidor pero, sobre todo, al acomodo que hace de la jurisprudencia en la materia. En tercer lugar y de manera preponderante, la razón por la cual acepté la petición de Fernando, se debe al contenido de su obra. Hablar entre nosotros del sistema de protección al consumidor es una tarea importante que, por lo mismo, merece toda la difusión posible. A pesar de que la Ley y sus órganos tienen cerca de 35 años de funcionamiento y adicionalmente a los indudables efectos que mediante ellos se han logrado, sigue siendo poco difundida y, proporcionalmente, poco utilizados. Los consumidores ni tienen la fuerza que debieran tener en su sentido organizacional, ni tampoco han logrado la transformación, así sea incipiente, de las condiciones generales del mercado o, al menos, de la prestación de bienes y servicios. Desalentados por las tesis del mercado imperantes en el mundo desde hace cerca de 40 años, se ha entendido la posición privilegiada de los productores y poco se ha atendido a los consumidores. Darle a los consumidores vías institucionalizadas para hacer valer sus derechos individuales y, adicionalmente, lograr su agrupación colectiva, es un buen principio que no solamente va a redituar en los sujetos concretos, sino en la transformación misma del mercado en el que esos individuos participan.