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Heroínas antiguas y modernas El alma feminina que revindica una inteligencia y voluntad negadas por el pensamiento tradicional, cuyas decisiones son resultado de un combate entre razón y pasión pedido por trama. Mujeres de distinta índole y época que se rebelan contra su papel de esposa sumisa y su condena al silencio en la sociedad, para seguir su autonomía moral o los requerimientos de su propia pasión. Un catálogo que propone un análisis del corazón femenino, y de sentimientos más diversos matizados con finura psicologica por tragediógrafos y escritores que tan bien conocían a las mujeres. La indagación de la literatura sobre la capacidad de la razón feminina para someter a las pasiones y sobre las consecuencias de suya decisiones desde la tragedia griega hasta la edad moderna. |
Heroínas de la tragedia griega Sófocles: la mujer víctima del destino. En el trasfondo del tema de la justicia divina que se enfrenta a las decisiones arbitrarias e injustas de los reyes, sus protagonistas se elevan a la condición de modelos de moralidad y, al mismo tiempo, de medios para la restitución del orden divino alterado por los hombres. Eurípides: la mujer que trata al hombre da igual a igual, derrotándolo dialécticamente y conspirando contra él. Las heroínas de Eurípides no se mueven por pasiones provocadas por la acción externa de los dioses sino por procesos psicológicos internos en un conflicto entre razón y pasión. |
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Entre las siete tragedias de Sófocles (c. 496-406 a.C.) que se han conservado completas, Antígona ocupa sin duda un lugar privilegiado. Como figura heroica la trascendencia de la protagonista ha propiciado innumerables relecturas a lo largo de los siglos (con una excelente acogida en el teatro contemporáneo) y ha dado pie a especulaciones filosóficas de todo pelaje. El personaje, encarnación del conflicto entre individuo y sociedad, lo consiente y lo aviva. Creonte, rey de Tebas, impone la prohibición de dar sepultura a Polinices, alzado contra el estado y muerto en lucha fratricida. Antígona, contraviniendo esas órdenes explícitas, arroja un puñado de tierra sobre el cadáver de su hermano, proporcionándole así un enterramiento simbólico. La valentía con la que afronta la situación contrasta con la actitud de su hermana Ismene, sumisa al poder establecido. Antígona, por su desobediencia, pagará con su vida, pero arrastrará a Creonte a la desgracia. La obra de Sófocles, especialmente Antígona y Edipo Rey, se ha convertido con el curso del tiempo en el paradigma de la tragedia griega, y sobre ella descansa en gran medida nuestra comprensión de este género y de sus implicaciones filosóficas y religiosas. Obra relacionada: Implicaciones éticas de la antígona de Sófocles |
Entre las siete tragedias de Sófocles (c. 496 - 406 a. C.) que se han conservado completas, Electra es muy similar a Antígona en algunos aspectos, trata un tema muy relacionado con las Coéforas, de Esquilo, y que contemporáneamente desarrolla Eurípides. Los hermanos Electra y Orestes, hijos de Agamenón, vengan la muerte de éste en su propia madre Clitemnestra. La movilidad y la variedad de los acontecimientos producen una serie de reacciones en Electra que perfilan su dolorosa personalidad. La obra de Sófocles se ha convertido con el curso del tiempo en el paradigma de la tragedia griega, y sobre ella descansa en gran medida nuestra comprensión de este género y de sus implicaciones filosóficas y religiosas. Su estilo es una mezcla prodigiosa de naturalidad y dignidad literaria, un registro, aparentemente sencillo, que parece dar siempre con la nota justa. Todo ello, apunta Jorge Bergua Cavero, «ha hecho siempre de Sófocles la encarnación misma del ideal clásico de equilibrio y perfección formal». | Eurípides (c. 480-406 a.C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. De su vida tenemos datos poco fiables. Se nos han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas pertenecientes a la plena madurez del autor. Medea, que se representó el 431 a.C., es seguramente la obra maestra de Eurípides. Jasón, esposo de Medea y padre de sus hijos, va a repudiarla y a casarse con la hija de Creonte, rey de Corinto. Medea, enfurecida y colérica, se vengará. Simula haber sido convencida por Jasón y envía a sus hijos con ricos regalos para la novia al palacio de Creonte; pero esos regalos tienen un conjuro mortal que acaban con Creonte y su hija primero y luego, para engrandecer la desgracia de Jasón, con los hijos de éste, que son los suyos propios. Medea es la mujer enfurecida por el repudio del marido que trama un crimen para vengarse. |
Eurípides (c. 480 - 406 a. C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. De su vida tenemos datos poco fiables. Se nos han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas pertenecientes a la plena madurez del autor. Con Hipólito alcanzó Eurípides la cumbre de su creación artística y un éxito rotundo, desvelándonos, con rasgos seguros, la terrible pasión de una mujer enamorada y la firmeza casi enfermiza de un muchacho perfecto. Aquí no hallamos, como en otras tragedias, la menor concesión al melodrama, y Fedra e Hipólito son los dos seres humanos de comportamiento más heroico del teatro de Eurípides, ambos carecen de moderación y deshonran a una divinidad, Afrodita y Ártemis, por lo que deberán sufrir y pagar sus respectivas culpas. «Eurípides fue el dramaturgo decisivo para el teatro posterior, tanto en el griego como en el romano. Séneca se inspiró en él constantemente, y luego su huella ha resurgido en cualquier intento de teatro neoclásico, en Racine, por ejemplo. Muchos han visto en él no sólo al trágico más moderno, humano y realista, sino al más trágico de los trágicos». CARLOS GARCÍA GUAL |
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Eurípides (c. 480 - 406 a. C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. De su vida tenemos datos poco fiables. Se nos han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas pertenecientes a la plena madurez del autor. Con Las troyanas, representada el año 415 a. C. después de la terrible matanza de la isla de Melos (donde los atenienses acuchillaron a los hombres y esclavizaron a las mujeres), Eurípides puso en escena el último día de la destrucción de Troya y el sufrimiento de las mujeres troyanas, que son el botín de los vencedores tras haber perdido a sus maridos, muertos, y su ciudad, saqueada e incendiada. Las troyanas es, así, no sólo una tragedia que recuerda los sufrimientos de los vencidos y la degradación moral que produce la guerra en los vencedores, sino también un alegato contra quienes detentan el poder político sin someterse a una conciencia moral y se mueven por los imperativos del imperialismo más despiadado. |
Eurípides (c. 480-406 a.C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. Son muchos los datos que desconocemos de su vida. De su obra se han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas escritas en la etapa de plena madurez del autor. En su innovadora Helena, compuesta en el 412 a.C., Eurípides transgrede una vez más los preceptos de la tragedia y, además, no sigue la versión más tradicional sobre el destino su protagonista durante la guerra de Troya. Nos presenta a una casta Helena que ha vivido en Egipto bajo la protección de su rey, Proteo. Al morir éste, su hijo Teoclímeno acosa a Helena y pretende casarse con ella. A pesar de que el marido de Helena, Menelao, aparece en escena como un náufrago llegado a las costas egipcias, será la heroína la que deberá desplegar sus habilidades para liberarse de Teoclímeno. «Eurípides fue el dramaturgo decisivo para el teatro posterior, tanto en el griego como en el romano. Séneca se inspiró en él constantemente, y luego su huella ha resurgido en cualquier intento de teatro neoclásico, en Racine, por ejemplo. Muchos han visto en él no sólo al trágico más moderno, humano y realista, sino al más trágico de los trágicos». Carlos García Gual | Eurípides (h. 480 - 406 a. C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. Son muchos los datos que desconocemos de su vida. De su obra se han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas escritas en la etapa de plena madurez del autor. Ifigenia en Áulide es una de las dos últimas obras conservadas del gran tragediógrafo ático, escrita en su exilio de Macedonia, poco antes de su muerte. La obra se centra en reflejar de una manera muy moderna y realista el dilema vital al que se enfrentan tanto Agamenón como su hija Ifigenia, que deben decidir entre el sacrificio de la joven, necesario para que el ejército griego pueda llegar a Troya, o negarse a ello, imponiendo de este modo la fuerza de los vínculos familiares por encima de cualquier otra exigencia. Prueba de la fama de la que ha gozado siempre esta tragedia de Eurípides es que no solamente ganó a título póstumo el certamen teatral en el que participó cuando se estrenó en Atenas (406 a. C.), sino que además ha sido una obra estudiada por Aristóteles, imitada por Racine y traducida por Schiller. «Eurípides fue el dramaturgo decisivo para el teatro posterior, tanto en el griego como en el romano. Séneca se inspiró en él constantemente, y luego su huella ha resurgido en cualquier intento de teatro neoclásico, en Racine, por ejemplo. Muchos han visto en él no sólo al trágico más moderno, humano y realista, sino al más trágico de los trágicos». CARLOS GARCÍA GUAL | Eurípides (h. 480 - 406 a. C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis, y compartió con sincero patriotismo el orgullo de los ideales democráticos. Son muchos los datos que desconocemos de su vida. De su obra se han conservado dieciocho tragedias, casi todas ellas escritas en la etapa de plena madurez del autor. En Electra, Eurípides aborda un tema ya tratado por los otros dos gigantes del teatro griego, Esquilo y Sófocles: la venganza de los hijos de Agamenón por la muerte de éste a manos de su adúltera esposa, Clitemnestra, y de su amante Egisto. Preocupado por la verosimilitud y por plasmar toda la complejidad psicológica de sus protagonistas, Eurípides minimiza en Electra el impacto de las intervenciones divinas para centrarse en los aspectos más humanos del mito, planteando así una tragedia que sorprende por su cercanía y su intento por comprender las dudas y las motivaciones más íntimas de sus personajes. «Eurípides fue el dramaturgo decisivo para el teatro posterior, tanto en el griego como en el romano. Séneca se inspiró en él constantemente, y luego su huella ha resurgido en cualquier intento de teatro neoclásico, en Racine, por ejemplo. Muchos han visto en él no sólo al trágico más moderno, humano y realista, sino al más trágico de los trágicos» CARLOS GARCÍA GUAL |
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Introducción, traducción y notas de A. Medina González y J. A. López Férez. Revisada por L. A. de Cuenca y C. García Gual. | Introducción, traducción y notas de J. L. Calvo Martínez. Revisada por E. Acosta Méndez. | Introducción, traducción y notas de C. García Gual y L. A. de Cuenca. Revisada por A. Martínez Díez. | Esquilo, Tragedias: Los persas. Los siete contra Tebas. Las suplicantes. Agamenón. Las coéforas. Las euménides. Prometeo encadenado: Traducción, B. Perea Morales. - Introducción general, M. Fernández-Galiano. - Revisión, B. Cabellos Álvarez. Sófocles, Tragedias: Áyax. Las Traquinias. Antígona. Edipo Rey. Electra. Filoctetes. Edipo en Colono: Traducción, A. Alamillo. - Introducción general, J. S. Lasso de la Vega. - Revisión, C. García Gual. Eurípides, Tragedias. Vol. I: El Cíclope. Alcestis. Medea. Los Heraclidas. Hipólito. Andrómaca. Hécuba: Traducción e introducción general, A. Medina González (El Cíclope, Alcestis, Medea e Hipólito); J. A. López Férez (Los Heraclidas, Andrómaca y Hécuba). - Revisión, L. A. de Cuenca y C. García Gual. Eurípides, Tragedias. Vol. II: Suplicantes. Heracles. Ion. Las Troyanas. Electra. Ifigenia entre los Tauros: Traducción e introducciones, J. L. Calvo Martínez. - Revisión, E. Acosta Méndez. Eurípides, Tragedias. Vol. III: Helena. Fenicias. Orestes. Ifigenia en Áulide. Bacantes. Reso: Traducción e introducciones, C. García Gual (Fenicias, Orestes, Ifigenia en Áulide y Bacantes); L. A. de Cuenca (Helena y Reso). - Revisión, A. Martínez Díez. Nacida en las fiestas de Dionisio, la tragedia fue evolucionando hasta llegar a su perfección con los tres grandes autores cuyo texto ha pervivido hasta la actualidad: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Esquilo ha sido llamado en ocasiones "padre de la tragedia", pero no por ser el primero en componerla, sino por darle una impronta de seriedad que no tenía. Interesado por la naturaleza del carácter humano (crimen, venganza, reconciliación, etc.), con él se cierra la primera etapa de la historia del teatro occidental: la de su constitución. Sófocles, por su parte, introdujo innovaciones formales (tercer autor; aumento del número de miembros del coro) y temáticas: para él el objetivo central no es el hombre como especie, sino el individuo, con su grandeza heroica ante fuerzas superiores, ante un destino irremediable. Eurípides fue considerado por Aristóteles "el más trágico de los trágicos". Con una visión irónica de la tradición, trasladó la tragedia de las elevadas cumbres del mito a la realidad de sus días. Estudia las pasiones humanas en todas sus facetas y expresiones: amor, venganza, fidelidad, sacrificio, etc. En este estuche se incluyen las tragedias que se nos han conservado de los tres: siete de Esquilo, siete de Sófocles y diecinueve de Eurípides; la mayoría de estas tragedias se siguen representando en la actualidad. |
Heroínas en la edad romana Seneca El mito de Fedra, envuelta en su conflicto interior lleno de contradicciones, en el teatro de Séneca. Ovidio La novedad de la forma epistolar para expresar los sentimientos y los razonamientos de seres lejanos y míticos. Dieciocho ficticias cartas de enamoradas mitológicas dirigidas a los infieles amantes, que terminan por abandonarlas a su propia suerte. La finura psicologica y la maestría de Ovidio que se complace en refigurar las heroínas del mito como las matronas romanas de su ambiente. |
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El dramaturgo y filósofo de origen cordobés desarrolló en esta obra un tema mitológico ya abordado por Eurípides y Sófocles, y que influiría más tarde en otros autores como Racine. Fedra, enamorada de su hijastro Hipólito, desoye lo que le dicta la razón y, cegada por la pasión, le confiesa su amor. Despechada ante el rechazo de Hipólito, Fedra vuelve a dejarse llevar por un arrebato y calumnia en público a su hijastro. Séneca nos regala en esta tragedia uno de los personajes femeninos más atractivos del teatro de la Antigüedad. Fedra es una mujer independiente, fuerte y decidida que, a pesar de sus virtudes, acaba siendo víctima de su irrefrenable pasión, demostrando poseer una personalidad tremendamente humana. «El carácter de Séneca, aunque como filósofo dominaba sus afectos, no era otra cosa que pasión libre o contenida. Quizá también arrastrado por el estímulo de su naturaleza siempre enfermiza, fomentó en sí mismo un pathos social, que sorprende por su verdad e intimismo. Los sufrimientos fatales del ser humano y la sublimación del ser humano por el dolor constituyen la esencia del pathos trágico. Séneca ha contribuido grandemente con su clara percepción de la dignidad del ser humano, por el mero hecho de serlo, al carácter de este pathos». Ernst Bickel | Nacido en Sulmona en 43 a.C., OVIDIO es uno de los máximos poetas de la Antigüedad, grandeza que se revela tanto en las magnas «Metamorfosis» (BT 8202), como en «Arte de amar. Remedios de amor» (BT 8230), «Amores» (BT 8243) y «Tristes. Cartas del Ponto» (BT 8256). Ficticia colección de cartas de amor –de amor, como es frecuente en la literatura, frustrado por la distancia, la traición o el olvido, u obstaculizado por adversidades ajenas a los enamorados–, las CARTAS DE LAS HEROÍNAS son una muestra excepcional de la expresión de lo femenino en el mundo antiguo. Penélope, Briseida, Dido, Deyanira, Medea y otras muchas esgrimen reproches y exigencias frente a sus amantes, burlándose de sus pomposas pero vanas hazañas y desdeñando los valores de la guerra, la política y la ley que sus parejas masculinas encarnan. La edición corre a cargo de Vicente Cristóbal López. | La historia de Psique, la mas hermosa hija de un rey de Anatolia inmortalizada por Apuleyo. `Es una buena ocasión para releer el inquietante cuento perteneciente a `El asno de oro` de Apuleyo, `Una de las primeras apariciones del amor, en el sentido estricto de la palabra` -según Octavio Paz. Y buena ocasión también para leer el espléndido estudio de Antonio Betancor `Apuleyo y la fortuna`, escrito en una prosa viva y eficaz al servicio de una singular inteligencia`. Juan Malpartida. ABC `Dice el mexicano López-Pedraza en su obra sobre este mito: Permítaseme apoyarme en el alquimista a quien le preguntaron qué había logrado con su opus y respondió: una dulce herida, un suave mal`. ¿Qué otra cosa podría ocurrir al nutrirse de un dios perfecto y desnudo? No olvidemos que se llamó Voluptuosidad al resultado de la unión. Las contradicciones y anhelos de Occidente en una fábula lírica y hermosa`. Luis Antonio de Villena. babelia. El País La fábula de Eros y Psique es uno de los mitos más bellos y significativos de toda la antigüedad clásica, y, a la vez, uno de los que mayor influencia ha ejercido sobre la literatura y las artes, no solo durante la época grecolatina sino a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento hasta el siglo XVIII. Una buena prueba de que su hechizo aún no ha decaído es que, a mediados del siglo pasado, el escritor inglés C. S. Lewis escribiera tardíamente su propia adaptación del mito después de haberla madurado durante toda su vida. La única versión completa que conservamos de esta historia mitológica se halla inserta en medio de la variada trama de relatos que integran la novela de Apuleyo, «El asno de oro», escrita en Cartago en el siglo II de nuestra era. Trágica y obscena, mística y burlona, la novela de Apuleyo guarda todas las características de la literatura latina imperial, sin olvidar la esencia espiritual alejandrina de la que también es heredera. En su largo y erudito epílogo, Antonio Betancor hace un repaso completo por todas las facetas que ha suscitado este mito: desde las abstrusas pirotecnias de los mitógrafos y gramáticos de la antigüedad a las vibrantes visiones neoplatónicas que llegan hasta Ficino; desde las distintas interpretaciones psicológicas junguianas a los estudios literarios más recientes sobre el contexto cultural de la obra. Pero también se analiza la esquiva personalidad de su autor, hombre de letras y «showman», que, como dice Edgar Wind, había aprendido de Platón que las cosas más profundas se expresan mejor en un tono de ironía. «Había una vez en una ciudad un rey y una reina que tenían tres hijas, notables por su hermosura. Las dos mayores, aunque de aspecto encantador, aún merecían poder ser celebradas con alabanzas humanas; en cambio, la belleza de la más pequeña era tan excepcional y extraordinaria que la pobreza del lenguaje humano no podía expresarla, ni siquiera alabarla suficientemente. Muchos ciudadanos y numerosos forasteros, a los que la noticia de tan singular visión congregaba en ansiosa concurrencia, asombrados por la admiración de una hermosura tan inaccesible, la veneraban, acercándose con devoción religiosa a los labios los dedos pulgar e índice de la mano derecha, como si se tratase de la propia diosa Venus». Traducción: Alejandro Coroleu «Imbuida de la creatividad y la generosidad de su hacedor -el Artesano del Timeo-, el alma (psyche) es, en el mito platónico, un ser inmortal que pierde, en el momento de su encarnación humana, su coordinación con los poderes del universo. Al identificarse con su cuerpo mortal se exilia de su naturaleza originaria, de sí misma y de su innata comunión con todo lo creado, «pierde sus alas», se dice en el Fedro. En El Banquete Platón nos presenta a un Sócrates que, tras una abrumadora confesión de ignorancia en prácticamente todo, se pronuncia acerca de lo único que dice entender: los misterios del amor y del deseo (ta erotika). Diótima, una sacerdotisa, le ha revelado la importancia de Eros, un poderoso daimon que antecede a la razón dictándole secretamente un curso y un objetivo que ella, por sí misma, no puede alcanzar: recuperar el mundo perdido». Extracto del epílogo de Antonio Betancor |
Heroínas en la edad moderna Un catalogo de protagonistas desde la obra de Aphra Behn (la primera escritora profesional que fue tambien una espía para el rey Carlos II de Inglaterra) hasta las mas fascinantes mujeres de la novela y de la poesía del siglo XIX. |
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En esa novela que narra las desventuras de Oroonoko, el se enamora de Imoinda, la hija del más importante general del reino, deseada tambien ardientemente por el rey. «Con qué frivolidad pisa el escenario Astrea, / que sitúa absolutamente a todos sus personajes en la cama.» Alexander Pope. Astrea es el nombre que usó Aphra Behn (1640-1689) como espía y con el que firmó algunas de sus obras. La desinhibición en sus relaciones privadas, que pronto se hacían públicas, el tratamiento de la sexualidad y el papel activo e independiente de las protagonistas de sus obras le acarrearon numerosas críticas y escándalos a la vez que la influencia necesaria para satisfacer su interés económico. No en vano puede ser considerada la primera escritora inglesa profesional, ejerciendo como dramaturga, poeta, novelista y traductora. El hecho de ser mujer y de dedicarse a abastecer con su pluma los gustos de Carlos II y su corte, con el mismo tratamiento y mejor calidad que muchos de los escritores de su tiempo, la convierten no sólo en un precedente de la defensa de la igualdad de la mujer que ya elogiara Virginia Woolf, sino en una autora de reconocida valía literaria. Esta edición reúne por primera vez en castellano lo más sustancioso de la narrativa de Aphra Behn. |
Pocas personas representan la época y el espíritu de la Restauración como Aphra Behn. Nacida en 1640, en Inglaterra, poco antes del inicio de la Guerra Civil, comenzó su vida adulta con el retorno de la monarquía. Vivió intensamente todos los avatares políticos de la época, como espía y como escritora, siempre al lado de la monarquía. A pesar de sus limitados ingresos económicos, formó parte de la corte, y en su vida privada vivió tan libre e independiente como pudo y la sociedad le permitió. Sus obras reflejan el espíritu libertino de la época sin tapujos y con total honestidad. El protagonista masculino de «El aventurero», Willmore, es uno de esos «realistas» proscritos (seguidores de Carlos I durante la Guerra Civil inglesa) que se vio forzado al exilio y viajó por toda Europa en busca de aventura y fortuna. Willmore persigue a cuanta mujer le pasa por delante, pero tiene que enfrentarse con la actitud desafiante de las protagonistas femeninas, que reflejan con ella la crítica de la autora al sometimiento y la obligación sexual y matrimonial de las mujeres en su época. Los «whigs» son el blanco de las críticas de la autora en «La heredera burguesa»: antimonárquicos y puritanos, eran en realidad unos hipócritas, tan pecadores y lujuriosos, mentirosos y avariciosos, como los realistas. |
Tres novelas cortas de autoras inglesas de los siglos XVII y XVIII «Es altamente sugerente, e inspira cierto morboso atractivo, el acercamiento a estas tres piezas narrativas, novelas cortas, escritas entre los siglos XVII y XVIII por tres autoras inglesas. La razón es diáfana: ponen a nuestro alcance un fragmento de historia que se aleja de lo convencional, descorren en parte la cortina de lo oculto, iluminando zonas habitualmente ensombrecidas o censuradas» (del prólogo de Lola Beccaria).En Historia de una monja, novela de formación y de aventuras, Aphra Behn cuenta la vida de una mujer que desbarata los valores con los que la han educado para crearse su propio destino. Jane Barker compone en Enredos de amor una delicada red de relaciones de afilada precisión psicológica. Fantomina, de Eliza Haywood, es una deliciosa y arriesgada comedia de enredo y farsa que tiene como protagonista al deseo femenino. En conjunto, las tres novelas hablan de una mujer que podría considerarse «nueva» en tanto aparece como dueña de su vida a pesar de los desenlaces fatales que, como concesión a la moral de la época, tuvieron que asestarles sus autoras. Y bien podría extenderse a las tres lo que sobre Aphra Behn escribió Virginia Woolf: «Todas las mujeres deberían llevar flores a la tumba de Aphra Behn, pues fue quien consiguió para ellas el derecho a expresarse libremente». |
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La sola mención del nombre de Anna Karénina sugiere inmediatamente dos grandes temas de la novela decimonónica: pasión y adulterio. Anna Karénina, que Tolstói empezó a escribir en 1873 y no vería publicada en forma de libro hasta 1878, es una exhaustiva disquisición sobre la institución familiar y como dice Víctor Gallego (autor de esta nueva traducción), «una fábula sobre la búsqueda de la felicidad». La idea de que la felicidad no consiste en la satisfacción de los deseos preside la detallada descripción de una galería espléndida de personajes que conocen la incertidumbre y la decepción, el vértigo y el tedio, los mayores placeres y las más tristes miserias. | Publicada originalmente en 1813, Orgullo y perjuicio es una de las obras maestras de la literatura inglesa de todos los tiempos. La heroína de la novela es Elizabeth, la segunda de cinco hermanas, inteligente, perspicaz, consciente de su valor y algo rebelde. |
Esta novela cómica narra una deliciosa historia de confusiones amorosas y delicados sentimientos, donde la señorita Woodhouse, en su empeño por hacer de celestina y de procurar la felicidad amorosa de todas sus amigas, acaba descuidando su propio corazón. Escrita con un estilo esteticista de minucioso detalle y cierto tono intimista, Jane Austen retrata magistralmente la vida social de la época, con sus costumbres y rígida moral. |
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Lockwood, el nuevo inquilino de la Granja de los Tordos, situada en los inhóspitos páramos de Yorkshire, se ve forzado a buscar refugio una noche en Cumbres Borrascosas, el hogar de su casero. Aquí descubre los hechos que tuvieron lugar unos años antes: la intensa pasión entre el joven expósito Heathcliff y Catherine Earnshaw, y su traición hacia él. Dado que la amargura y la venganza de Heathcliff revierten en la siguiente generación, a sus inocentes herederos no les queda más remedio que luchar por escapar del legado del pasado... | El carácter fuerte, salvaje y apasionado de Catherine Earnshaw domina a lado de la poderosa y hosca figura de Heathcliff en esta novela apasionada y tempestuosa cuya sensibilidad se adelantó a su tiempo. Los brumosos y sombríos páramos de Yorkshire son el singular escenario donde se desarrolla con fuerza arrebatadora esta historia de venganza y odio, de pasiones desatadas y amores desesperados que van más allá de la muerte y que hacen de ella una de las obras más singulares y atractivas de todos los tiempos. AUTORA Emily Brontë llevó su breve vida (1818-1848) de forma discreta y amoldada a las convenciones de su tiempo. Cumbres Borrascosas, su única y espléndida obra narrativa, nació como producto de un propósito común, acordado co |