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2ª Edición / 659 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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Leer reseña de Antonio J. Quesada Sánchez. Universidad de Málaga
Al igual que de otros muchos objetos, ideas y saberes, existe una imagen fílmica del Derecho, aunque tradicionalmente se ha ignorado por el pensamiento jurídico. Desde que nació el cinematógrafo, sin embargo, éste se ha valido del Derecho en sus narraciones, presentándolo al gran público. Habrá para quien se trate de una cuestión menor, pero las películas, los audiovisuales en general, han influido e influyen en la comprensión y en la percepción, positiva o negativa, optimista o pesimista, que la conciencia colectiva tiene de este fenómeno. Tanto el cinéfilo como el jurista pueden disfrutar con esa imagen fílmica; el estudioso puede aprovecharla y reflexionar con, desde o sobre ella; el profesor y el estudiante de Derecho pueden y deben utilizarla como herramienta didáctica. En este libro se analizan la posible existencia de un cine jurídico, la presencia de los argumentos jurídicos en la filmografía a lo largo de más de un siglo de historia, la relación entre las teorías del cine y el Derecho, así como las utilidades de los estudios de Derecho y cine, análogos a los de Literatura y cine, utilidades de las que se muestran cien ejemplos. Pueden hacerlo, pero ni los juristas ni, sobre todo, quienes se preparan para serlo deberían prescindir del cine, que a veces enseña más y, sobre todo, mejor que los mejores tratados.