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¿Sabías que el olor de la estancia de Juana de Castilla debió ser tan espantoso que pensaban que había sido poseída por el demonio?, ¿que los aztecas veneraban a Moctezuma con vasijas de oro repletas de piojos?, ¿que Isabel II fue una de las reinas que puso de moda el mugriento verde isabelino? o ¿que los romanos discutían sobre los problemas del Imperio en el retrete?
¡Ay, la higiene! Un tema tabú para muchos de nuestros antepasados y un lujo reservado para unos pocos. O eso es lo que te han contado, porque la visión que se ha tenido de la limpieza y la salubridad a lo largo de los siglos ha sido igual de cambiante que la propia historia de la humanidad.
La historiadora Alejandra Hernández, conocida en redes por @tcuentounahistoria, nos sumerge en un viaje un tanto escatológico por las letrinas de Roma, las toilettes de lujo donde los grandes reyes hacían sus necesidades o las setecientas burras que se necesitaban para llenar de leche la bañera de Cleopatra.
Bienvenidos a Esta historia apesta. Un recorrido lleno de chismorreos, marranerías y anécdotas salpicadas de mucha mierda, protagonizados por conocidos personajes históricos, que dejará al lector con la boca abierta y, tal vez, con la nariz tapada.
«Los romanos corrían el riesgo de salir con los pelillos del culo chamuscados. Y es que, dada la concentración de metano y sulfuro de hidrógeno que había dentro de las cloacas y alcantarillas que discurrían por debajo de las letrinas, podían emerger llamaradas de fuego por los agujeros que calentarían en el acto el trasero de los usuarios».