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1ª Edición / 286 págs. / Rústica / Castellano / Libro
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Hay personas que dejan huella en los diferentes ámbitos de la vida, pero los hay quienes dejan huella en el alma; ese es el caso de Salomón Vargas García. Salomón, nuestro Salo, acreditó los méritos para recibir el calificativo de jurista. Es por ello que la presente obra permite la reunión del talento de algunos de sus pares, que coincidieron en su aprecio y reconocimiento, en todas sus facetas humanas; nos congrega pues, una noble y obligada tarea: dejar constancia de la huella que Salomón dejó en su paso por la vida. Agradecemos profundamente a quienes aportaron sus estudios; podrían haber sido muchos más, y seguramente daría para una enciclopedia, pues prácticamente no hay lugar en el que no existan personas que le guardan un especial recuerdo, pero por las lógicas razones de espacio, no es posible. Gracias a Javier Arce Gargollo; Mario de la Madrid Andrade; Eduardo de la Parra Trujillo; Gonzalo García Velasco; Rafael Giménez Camacho; Xavier Ginebra Serrabou; Francisco González de Cossío; Hugo González García; Soyla H. León Tovar; Luis Manuel C. Méjan; Leonel Pereznieto Castro; Eduardo Preciado Briseño; Alfredo Alejandro Reyes Krafft; y Diego Robles Farías. Querido Salomón, tú has sido el motivo para la inspiración de estos aportes, de tus amigos, discípulos, compañeros; Salomón, el hombre, el amigo, el profesionista, el esposo, el padre de familia, siembre interesado en los demás, antes que en lo propio; siempre dispuesto a apoyar; siempre generoso con su tiempo y talento. Émulo viviente del personaje, que siempre le recordé, por allá en sus años de inicio académico en el apasionante mundo de la docencia, enarbolando el grito de superación, de liderazgo, de impulso hacia sus alumnos ?¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán¡? (cita: La sociedad de los poetas muertos), en referencia al poema de Walt Whitman (¡Oh Captain! My Captain!); fuiste innovador, arrojado, inconformista, buscador de nuevos retos; le demostraste al mundo que las personas podemos y debemos hacer más de lo que nos corresponde; con tu enorme energía, a diario, forjaste el camino del éxito.