¿Aún no tienes una cuenta? Crea una ahora y accede a tus listas favoritas, tu histórico de cuentas y muchas más cosas...
Pedidos y atención al cliente
TLF:(55) 6550 2317 TLF:(55) 6550 2318
1ª Edición / 146 págs. / Rústica / Castellano / Libro
Por la compra de este libro en papel tendrá acceso a las siguientes promociones (CÓDIGO PROMOCIONAL INCLUÍDO EN EL INTERIOR DEL LIBRO):
Libro electrónico*: |
$ 157.00 MXN | |
*Para visualizar los libros electrónicos debe tener instalado Adobe Digital Edition en su equipo. Para conocer más pulse aquí. |
Existe una doble satisfacción para el suscrito cuando me distingue mi preciado amigo Doctor Axel Orozco, para presentar este texto; por una parte, la calidad profesional y humana de su autor, quien se ha distinguido como un docente y académico que incursiona en el aspecto profesional en la función pública y que es un comprometido estudioso de la realidad social de su país, algo que no es fácil de lograr. A diferencia de muchos otros escritores en el Estado, no utiliza los temas comunes que se encausan en estos momentos al sistema acusatorio adversarial, sino que se ocupa de buscar y hacer un análisis profundo y significativo de las causas que generan la criminalidad femenina en el país. Desde una expectativa de género no debemos de perder de vista que es mayor el porcentaje de mujeres que el de varones en nuestro país y en el mundo; pero el autor realiza un profundo análisis al partir en su primer capítulo del aspecto de los roles impuestos a la mujer, que estaba enfocado hacia ser la esposa dócil, comprensiva, generosa destinada al rol maternal, a la actitud amorosa, al altruismo, al de ser ama de casa y con absoluta disposición, dice el autor sumisión inclusive para servir; la modificación que éstos han tenido al paso del tiempo y la estancia que en un momento histórico ha representado su presencia en las cárceles de nuestro país, ya sea como prisión preventiva o como sanción, narrando en el devenir de la historia desde la época precolombina cuando al nacer por ser niña la partera le levantaba el brazo y enumeraba sus obligaciones, siendo tradición que al cortar el cordón umbilical se enterrara el mismo bajo el piso de la casa, cubriéndolo con cenizas del fogón, limitando de esa manera su atención a ese ámbito y hasta los siete años de edad en que las mujeres quedaban a cargo de la madre y su enseñanza se enfocaba a la administración del hogar y el intercambio comercial entre otras cosas.